Pittsburgh, que acaba de sufrir el peor ataque antisemita de la historia de Estados Unidos, aguarda este martes la polémica visita del presidente Donald Trump y su esposa Melania tras el funeral de las primeras dos víctimas de la masacre en la sinagoga.
Cecil y David Rosenthal, dos hermanos de 59 y 54 años que estaban entre las 11 personas asesinadas en la sinagoga del Árbol de la Vida el sábado, fueron despedidos por cientos de personas en el cercano templo de Rodef Shalom.
La visita de Trump a Pittsburgh ha generado controversia en medio del debate sobre si su virulenta retórica en los mítines de campaña y en Twitter ha sido en parte responsable de polarizar el clima político antes de las elecciones de mitad de mandato del 6 de noviembre.
Una protesta en Pittsburgh contra el presidente fue convocada para la tarde del martes.
"Simplemente da mucha rabia que pueda ocurrir un crimen de odio así aquí y que el líder de nuestro país no denuncie el antisemitismo, no denuncie el nacionalismo blanco, no denuncie el neonazismo. Y ese es el problema", dijo a la AFP Joanna Izenson, de camino al funeral de los Rosenthal.
"Siempre va a haber antisemitismo, siempre lo ha habido, pero nunca hemos tenido un presidente de este país que no luche duro contra él, verbalmente y en todos los sentidos. Y necesita a esos partidarios y por eso no lo hace", agregó, en alusión a la base de apoyos de Trump.
Cientos de personas asistieron al funeral en Rodef Shalom, a 25 minutos a pie del Árbol de la Vida. Muchos sollozaban y se abrazaban al salir, mientras los dos ataúdes fueron llevados en carrozas fúnebres.
- "Hermoso homenaje" -
"Fue trágico, fue triste, fue un hermoso homenaje a dos hombres maravillosos, cariñosos e inocentes", dijo el padre Paul Taylor, un sacerdote católico que también asistió al servicio.
La masacre presuntamente llevada a cabo por Robert Bowers, de 46 años, ocurrió la misma semana en que un hombre de Florida, Cesar Sayoc, ferviente partidario de Trump, fue arrestado bajo sospecha de enviar por correo más de una docena de bombas caseras a opositores y críticos del presidente.
Los dos incidentes motivaron acusaciones de que Trump alentó la violencia en sus tuits y discursos casi diarios cuestionando duramente a inmigrantes, opositores y periodistas.
En las redes sociales atribuidas a Bowers se nota su enojo, por ejemplo, con un los miles de centroamericanos que avanzan en caravana hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor, un objetivo favorito de la retórica antiinmigrante del presidente, que los llama "invasores".
Jeffrey Myers, rabino del Árbol de la Vida presente durante el ataque, dijo a CNN que "el presidente de Estados Unidos siempre es bienvenido".
Pero la extitular de esa sinagoga, Lynette Lederman, le dijo al mandatario el lunes que se mantuviera alejado, describiéndolo como un "proveedor de discursos de odio".
Un grupo de líderes judíos de Pittsburgh publicaron una carta abierta en la que responsabilizaron a Trump de alentar los sentimientos nacionalistas que generaron el ataque y dijeron que hasta que no denuncie esto en forma terminante y deje de atacar a "inmigrantes y refugiados", no será bienvenido en la ciudad.
- "Supremacista cristiano" -
Pero Trump reaccionó argumentando que los periodistas críticos son, de hecho, los que alimentan el extremismo. "Hay una gran ira en nuestro país causada en parte por la información inexacta, incluso fraudulenta, reportada en las noticias", escribió Trump en Twitter.
"Los Medios de Noticias Falsas, el verdadero Enemigo del Pueblo, deben detener la hostilidad abierta y obvia e informar de manera precisa y justa. Eso hará mucho para apagar la llama de la Ira y la Indignación", apuntó.
La visita de Trump a Pittsburgh no es la única fuente de controversia con relación a la respuesta del gobierno a la matanza en la sinagoga.
El lunes, el vicepresidente Mike Pence asistió a un mitin electoral en Michigan en el que Loren Jacobs, quien usa el título de "rabino" pero defiende el cristianismo, fue invitado a hablar en nombre de la comunidad judía del área.
En lugar de abrir con un rezo por las 11 víctimas del tiroteo del Árbol de la Vida, Jacbos alabó a Jesucristo y luego ofreció oraciones por los cuatro candidatos republicanos que postulan a diversos cargos en los comicios del 6 de noviembre.
Al final del acto, Pence, un devoto cristiano y héroe de los evangélicos, invitó a Jacob a rezar una oración por las víctimas como "líder de la comunidad judía en Michigan".
Jacobs honró a los muertos con una oración a Jesucristo, sin nombrar a ninguno de ellos.
Los judíos expresaron su indignación en las redes sociales, considerando la participación de Jacobs como un "jugarreta política insultante" y criticando a Pence como un "supremacista cristiano".